jueves, 30 de octubre de 2008

¿Memoria u olvido?-Esteban b.

Leyendo un libro complilado por Alejandro Grimson (Pasiones Nacionales), encontré algunas investigaciones de especialistas en estudios culturales que comparaban la forma en que los argentinos representamos nuestro pasado con la de los brazucas. Estos académicos explicaban que los argentinos tenemos una especie de obsesión con el pasado y cualquier cosa que nos pasa en el presente nos lleva inmediatamente a bucear en la historia, con la esperanza de que allí hallaremos las respuestas adecuadas. En cambio, sostenían, los brasileños nada que ver. Ellos miran para adelante: el pasado pisado y listo. Bien pragmáticos nuestros vecinos.
Y resulta que este domingo, leyendo el suplemento Enfoques de La Nación, encuentro esta entrevista a Alan Rouquié (los estudiantes de historia lo conocen de sobra), que dice algo similar. Ahi va un fragmento de la nota. Si quieren leerla completa, hagan click aquí
Comparada con los otros países de la región que padecieron dictaduras, ¿La Argentina es muy particular? -Sí, lo es. Chile fue durante mucho tiempo una democracia, con una gran cultura política democrática, con pocas interrupciones entre la Constitución de 1928 y el golpe de 1973. Y después llegó esa dictadura violenta, que iba a contracorriente de toda la historia del país. Pero esa dictadura impuso la democratización. No hubo un colapso como en la Argentina. Hubo continuidad económica, que fue la de la dictadura, y continuidad política, que fue la anterior a la dictadura. Ambos elementos se encontraron para dar algo bastante estable y particular.
-¿Y Brasil? -Brasil es todo lo contrario de la Argentina. En la Argentina la gente se acuerda de todo. Es el país de la memoria. La Argentina es el país de "Funes el memorioso". Por el contrario, Brasil es el país de la antimemoria. El país del olvido. Brasil se olvidó de la dictadura. Es verdad que esa dictadura no fue feroz. Las cosas en Brasil se fueron modificando en forma paulatina y serena. El Perón brasileño, Getulio Vargas, ya es parte de la historia. Nadie se declara hoy "getulista", a pesar de que Vargas (1937-1945) hizo prácticamente lo mismo que Perón en lo bueno y en lo malo. En Brasil la historia continúa. Esa es la gran diferencia. La diferencia radica en la actitud que se tiene frente a la historia. Esa es la característica argentina: la historia nunca es definitiva. Su revisión ocupa el centro de la vida intelectual. Un revisionista encuentra siempre otro revisionista que dice "no estoy de acuerdo con eso".

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