viernes, 30 de enero de 2009

Traslado de sede- Esteban b.


La redacción de este blog informa que se trasladará más o menos por un mes al suelo de la obamamanía. No sabemos si podremos reportar algo interesante desde allá. Es decir, suponemos que habrá muchas cosas interesante (estaremos en Austin, Washington, Philadelfia y Nueva York) pero no estamos seguros de nuestra capacidad para transmitirlo con eficacia y buena pluma. Lo que sucede es que no queremos caer en el lugar común de las crónicas de viaje. Al igual que Juan Terranova, no deseamos esto: "No tengo ganas de escribir la típica crónica de viaje: dato objetivo más dato subjetivo más impresión personal más dato histórico más dato político más 'oh, ese hombre hace que baila`".
Sin embargo, la tentación de caer en el lugar común es muy frecuente, por lo que es probable que algún reporte se nos ocurra.
Saludos a todos, especialmente a La Dueña, quien es indudablemente, una de las bloggers más inquietas de Santiago.

viernes, 23 de enero de 2009

Obama no, Obama si- Esteban b.


Al politólogo Atilio Borón no le cayó nada bien la llegada de Barack a la Casa Blanca. En su artículo de Página 12, dice que todo es puro maquillaje. Y dice también que Venezuela y Bolivia son países "mucho más democráticos" que EEUU. Zuazo se sintió desvelada por la nota de su ex profesor,y no tardó en contestarle.

jueves, 22 de enero de 2009

Kirchner, Mussolini, Stalin y las comparaciones impropias-Esteban b.


Una estudiante de abogacía con ganas de sumergirse en el mundo de la investigación, le preguntó a una profesora de Historia Antigua qué tema sería interesante empezar a indagar. Esta profesora, sin inmutarse, le sugirió que preparara un trabajo comparativo entre Néstor Kirchner y Augusto. Alguien me preguntará: ¿Augusto Vandor? Aquel sindicalista que soñaba con un peronismo sin Perón. Pero no, no se trataba de Vandor. Entonces, Augusto Pinochet, me dirán. Tampoco. Esta docente hablaba, en realidad, de Augusto, el emperador de la Roma antigua, aquel que reinó entre el 27 A. de C. y el 14. D. de C. Esta profesora pretendía que esta joven alumna invirtiera tiempo, lectura e ingenio para escribir una ponencia –que tal vez sería presentada en algún congreso o jornada- en la que intentara demostrar que estas dos figuras políticas –separadas por más de dos mil años- pueden ser equiparables. Creo, para la buena salud de las ciencias sociales, que la futura abogada no tomó en cuenta la sugerencia.
Si éste sería un caso aislado, ni siquiera sería digno de mención en ningún lado. Se trataría sólo de una docente sin ganas de pensar. Sin embargo, las comparaciones de este tipo (disparatadas y anacrónicas) se han hecho frecuentes, sobre todo en boca de los representantes de la oposición al gobierno nacional. Y quien más sobresale en este deporte poco feliz es Elisa Carrió.
La máxima dirigente de la Coalición Cívica se pasea por los programas políticos más vistos de la televisión señalando el carácter “fascista” del ex presidente Kirchner, o de los elementos en común que tienen con Ceausescu, el dictador rumano que tuvo que huir junto a su esposa luego del repudio del pueblo. Se la escucha hablar, con un lenguaje mesiánico, del camino que deberían recorrer los argentinos para liberarse de la opresión. En sus analogías aparece el pueblo judío en su marcha hacia el Ghetto de Varsovia, lo que trae inmediatamente la imagen del nazismo como cuadro de fondo.
Pero hubo otro representante de este mismo partido que hizo una apuesta aun más jugada. Se trata del diputado Fernando Iglesias, que semanas atrás publicó un articulo en Crítica de la Argentina en el que comparó lisa y llanamente a Kirchner con Stalin (“El kirchnerismo es una encarnación débil del estalinismo, con su tradicional carga de populismo, nacionalismo e industrialismo” dijo).
¿A qué se debe esta desafortunada manía de elegir a los regímenes más brutales del siglo XX para compararlos con la experiencia argentina actual? ¿Es una cuestión de ignorancia? Tratándose de Carrió, estoy seguro que no es ignorancia. Más allá de muchas críticas que se le pueden hacer, ella es una mujer que de teoría política contemporánea conoce bastante. Sin embargo, a pesar de su erudición, no duda a la hora de mencionar estas inverosímiles comparaciones; porque uno podrá cuestionar a este Gobierno por múltiples razones, pero de ahí a pensar que se trata de una experiencia totalitaria en ciernes, existe un abismo.
El periodo de entreguerras estuvo signado por el hundimiento de la democracia liberal y el nacimiento de dictaduras que derivaron en catástrofes humanitarias. Los campos de concentración y el Holocausto fueron las tal vez, las dos consecuencias más nefastas de estas experiencias. Los nombres de Adolf Hitler, Benito Mussolini y Joseph Stalin aún resuenan cuando asoma el recuerdo de estos años.
Una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), los polítólogos comenzaron a estudiar con mucha atención los experimentos políticos de entreguerras. Algunos de estos especialistas, dedicaron toda su vida a intentar explicar aquellos regímenes que sembraron muerte y horror.
Verdaderamente, fue grave lo que ocurrió. Uno de los historiadores más importantes del mundo, Eric Hobsbawm denomina al siglo XX como “la era de las catástrofes”; justamente, por lo que representaron para la humanidad regímenes como el nazismo y el fascismo.
Por lo tanto, resulta complicado entender por qué ciertos dirigentes de la Colación Cívica se empeñan en “ilustrarnos” con tristes analogías. Sólo queda la sospecha de que lo hacen para sacar rédito político de la peor manera. Quizá, consideran que de esa forma, pueden llamar la atención de “Doña Rosa”. Sin embargo, cualquiera fueran las intenciones, lo único que logran es banalizar lo que debería ser tratado con responsabilidad y vastos conocimientos. Pero claro, a la hora de captar votos, eso qué importa.

jueves, 15 de enero de 2009

Googlear no es pecado- Esteban b.

En la edición de El Liberal de hoy se publicó una entrevista a la dueña de la librería Hiperión, Patricia Rossi. Gracias a la excelente pericia del periodista que transcribió la nota, descubrí algunas cosas: en primer lugar, que José Pablo Feinmann se llama en realidad, Jorge Feidman; en segundo lugar,que el bien amado Juan José Sebreli se cambió de apellido y pasó a llamarse Juan José Pedrelli; y que la biografía de Hugo Moyano escrita por Delfino y Martín se titula El hombre del camino y no El Hombre del camión. ¿No me creen? Leánla aquí.

p/d: No sé si a veces soy muy mala onda pero che: con menos de un minuto de googleo esos errores no hubieran existido. Ah, y sospecho que hay más erratas de ese tipo en la nota, porque Rossi nombra otros autores que no conozco y quizás también, están escritos como el orto.

¿De qué crisis me hablan?- Tomatis


Llegó la crisis.” Ay, mirá cómo bajan las bolsas”, dice un viejo en el bar que no tiene ni para pagarse un licuado. “Ay, mirá cómo sube el dólar, qué barbaridad”, repite otro que anda por ahí. Ganan la jubilación mínima y se hacen los preocupados por el índice Dow Jones. Boludos.
Pongamos la cosa blanco sobre negro. Está de moda hablar de la crisis. Las viejas conchetas que se juntan los sábados a la mañana a tomar el te, primero se lamentan por la crisis, para luego pasar a contar que ya compraron el pasaje en avión para irse a la Polinesia. “Tenemos que amoldarnos a la crisis” dice alguna, y después confiesa que el día anterior gastó 500 mangos en una pilcha que jamás se pondrá. Manga de caretas.
Tenemos el síndrome de querer pertenecer al primer mundo. No podemos concebir que a nosotros no nos toque lo que les sucede a los yanquis y europeos. “No, cómo puede ser” dicen los ricachones de la Recoleta, los mismos que se recorrieron los cinco continentes durante la década del noventa.
Por esa nuestra presidenta se equivocó feo, muy feo, cuando dijo que estábamos “firmes frente a la marejada”. Ni bien terminó ese discurso los asesores la empezaron a llamar para decirle “no señora presidenta, se equivocó, no debió haber dicho eso jamás”. Obvio. Los tipos sabían que decir que a nosotros no nos tocaría la crisis, era reconocer que estamos en el culo del mundo; eso era aceptar nuestro papel insignificante en las relaciones internaciones, era decir “¿saben qué? No existimos”. Y si algo no vamos a aceptar nunca los argentinos es que estamos en el culo del mundo y que no le importamos a nadie. “No, no somos el culo del mundo, somos el granero del mundo”, aclaran. Estúpidos.
Ahí nomás los súper asesores junto con los ministros, se pusieron a inventar planes, emulando lo que hicieron las grandes potencias. En un ratito, la convencieron a la presidenta de que el quilombo financiero nos tiene que afectar sí o sí, y si no nos toca, tenemos que hacer algo para que nos afecte. Ahí mismo le prepararon nuevos discursos para que Cristinita nos contara que debemos prepararnos para las consecuencias de los vaivenes de las bolsas mundiales, que van a repercutir –“indudablemente”-en nuestros maltratados bolsillos. Listo, ahora ya están todos tranquilos. Somos parte del mundo. Qué bueno.
Lo único que yo sé es que en este fin de año, la crisis no se notó mucho que digamos. Por lo menos en Santiago. Las últimas dos semanas me hincharon las pelotas los miles que salieron al centro a comprar cualquier cosa. La peatonal Tucumán era una caldera. Porque el tema era comprar, no importaba qué. Algunos ni sabían en qué negocio entraban. Se mandaban y cuando la vendedora los atendía, le decían: “deme algo, lo que sea, todavía me quedan 40 pesos en el bolsillo”. La cosa era subir al 115 y 116 tacuchados de paquetes con objetos insignificantes que seguramente nunca serán usados.
Furia gastadora. Frenesí consumista. Colas y colas, bolsas que llevaban a personas (y no al revés), paradas de colectivo atestadas. Gente apurada y alocada; todo en medio de los 45 grados a la sombra. Nada impidió que las huestes santiagueñas se sumaran al virus de fin de año. Ah, y después vino Reyes, como para que todos quedaran bien pero bien secos.
¿Me pueden decir entonces dónde estuvo la crisis a fin de año? Yo la verdad que no la vi. Hasta la próxima.

lunes, 12 de enero de 2009

De nuevo y por última vez, sobre Sebreli- Esteban b.


El compañero Polycarpo(estaba por decir camarada, pero no pega) me pasó una nueva entrevista a jota jota Sebreli. Está aquí.. Y ayer estuve leyendo en Pagina 12, una excelente crítica de su último libro ("Comediantes y Mártires"). Lamentablmente, no puedo encontrar la versión on line. La crítica la escribió Gabriel Lerman en el suplmento Radar Libros y comienza así: "Habría que hacer un esfuerzo de imaginación para pensar el mundo que nos propone Juan José Sebreli, desde un racionalismo de última hora, casi tan irreal o deformante como aquellos argumentos que esgrime para refutar mitos y leyendas populares".

jueves, 8 de enero de 2009

Ay, Sebreli-Esteban b.


Los sábados por la mañana suelo ver en sus respectivas páginas, las tapas de la revista Ñ y del suplmento cultural de La Nación, adncultura. Si hay algún tema que me interese, voy al kiosco (Papilo) por la tarde. El sábado pasado ví que la nota central de adn era una entrevista al raquítico Juan José Sebreli. No sé por qué extraña razón, cada vez que habla o escribe Sebreli, lo escucho o lo leo. Y digo "extraña razón" porque, en pocas palabras, Sebreli me parece un pelotudo (alguien en un blog dijo que Sebreli tiene un "cerebro binario" y está en lo cierto). Siempre repite el mismo discurso: que estamos en la sociedad posindustrial,que en Argentina hace falta un partido de centro-derecha "serio", que el país tuvo tres partidos a lo largo de la historia: radical, peronista y militar. Las mismas pavadas que repitió en una triste conferencia que dio en Santiago hace unos años y que yo, no sé por qué,presencié.
Cada vez sotengo con más convicción que a Sebreli le quedó la fama de los libros que escribió en la década del 60, que dicen que son buenos. Yo no puedo hablar porque no los leí. Si leí otros, mas recientes, y la verdad es que no lo muestran como un tipo brillante.
La cosa es que me puse a leer la entrevista. Sentí una indignación enorme. La declaraciones de este tipo retroceden por lo menos, 50 años. Es un desastre. Pareciera una entrevista a Alberdi en el siglo XIX. Habla de una elite ilustrada que debería educar a las masas, añora el antiperonismo de los intelectuales en los años 50, utiliza el término "cultura" pasándose por el culo todo lo que se escribió en el último medio siglo, etc.
En fin, más vale no seguir. Y espero escarmentar esta vez. Nunca más Sebreli. De todas maneras, aquí dejo el link del reportaje, por si algún/a masoquista pasa por este blog.