miércoles, 3 de septiembre de 2008

De cirujías, extensiones y el paso del tiempo- Tomatis


Estaba con mi amigo el turco en el bar de la plaza y después de estar callado un buen rato me dice: “qué lo parió Tomatis, por qué no habré sido cirujano. Me iba a llenar de guita. A todas las minas se les dio por ponerse culos y tetas postizas”. El turco habla cagadas muchas veces pero esta vez le pegó con el diagnóstico. Aunque se olvidó de decir que también está de moda -esto ya entre las más veteranas- copiarle a la esposa de K y a su famoso botox. No sé que mierda será eso, pero lo concreto es que les deja los cachetes bien inflados. A lo que debemos sumar el negocio del pelo. Una pasa por las peluquerías en las que se exhiben carteles que avisan cuanto pagan el kilo de pelo. Yo no entendía por qué los peluqueros se desesperaban tanto por comprar mechas ajenas y había sido porque también están de moda las “extensiones”. Mi hija me explicó todo esto porque su querida madre - es decir, mi ultima ex mujer- hace rato que se practicó esas pavadas y obviamente, el pelotudo de su nuevo marido es quien pagó el service completo.
Entonces, uno ya no puede confiar cada vez que ve una mina linda en la peatonal Tucunán, porque de adolescentes y jovencitas se ponen culos y tetas, y de grandes se meten botox, extensiones y alguna que otra cirugía. Es decir, que usted señor, que mira trastes mientras toma un café, en su mayoría está viendo en realidad, plásticos acomodados que simulan ser culos.
Pero les quiero decir algo al gremio de las damas, que hacen estas cosas para embellecerse y detener el inexorable paso del tiempo. Lo cierto es que la vejez llega igual, no hay vuelta. Y les advierto que llega de la peor manera a quienes durante la juventud fueron agraciadas por la belleza.
Se lo digo a todas las chicas lindas que hoy salen a la calle y son chamuyadas por cuanto tipo se les cruce: Disfruten ahora, graben los piropos que les susurran cada dos por tres; salgan de remeritas ajustadas de manera que el busto (propio o postizo) se les marque bien y a los muchachos se les choree la baba. ¿Saben por qué se los recomiendo? Porque las que de jovencitas son hermosas, de viejas se convierten en tremendos bagayos, por más cirugía que se hagan. Lo digo con conocimiento de causa.
Yo, actualmente, encuentro a minas con las que terminé el secundario hace más de 30 años y en aquel entonces eran unas muñequitas preciosas. Me acuerdo que mis compañeros y yo andábamos alzados por estas turritas. Y claro, a nosotros que éramos morochos y pobres, ni pelota nos daban. Pero vayan a verlas ahora!!! Están hecho un desastre, con el traste caído, la panza protuberante y la cara llena de arrugas.
Pareciera que Dios cobra un precio muy alto por la belleza juvenil. Es como si a los lindos les dijera: “Yo te doy la hermosura en los años tempranos, pero después agarrate…”. Porque fijensé ustedes – al lector se lo digo- que los que son fieros de adolescentes, de grandes mejoran un poco, o por lo menos, quedan igual.
Así que tengan cuidado chicas con tanto manoseo de botox y esas pavadas. Sólo rueguen que el paso del tiempo no sea tan cruel con ustedes. Hasta la próxima.

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