martes, 16 de septiembre de 2008

Momentos de lectura-Esteban b


Cuentan que en la vida del lector, llega un momento en que casi todo se torna previsible; ya no aparecen de forma frecuente esos libros que pareciera nos cambian la vida. No creo aún haber llegado a ese punto. El sólo hecho de pensar en mis “lagunas” literarias me autoriza a creer que todavía falta mucho para que mi capacidad de sorpresa se agote. Basta aclarar que no leí el Ulises de Joyce, ni El hombre sin atributos de Musil. Tampoco leí nada de Faulkner. Eso si hablamos de literatura occidental del siglo XX. Y si hablamos de literatura argentina no leí Amalia de José Mármol, ni Adán Buenos Ayres de Marechal ni Rosaura a las diez de Denevi, por nombrar sólo algunos.
Pero si tengo que recordar momentos de lectura grata en los últimos meses aparecen los libros que están allá arriba. Por supuesto está Juan José Saer con Lo imborrable, pero en realidad podría estar cualquiera de sus novelas: Glosa, Las nubes, La vuelta completa, etc. Siempre digo que si se me diera por poner un cuadro en mi escritorio, pondría un retrato de Saer. Después está Orientalismo de Edward Said, un intelectual palestino que se exilió en Estados Unidos y se murió en 2002, creo. Publicó este libro en 1979 y es un estudio magistral sobre los prejuicios y la ignorancia de los occidentales en relación con Oriente. Luego sigue la clásica biografía de Perón de Joseph Page, un mamotreto de 600 páginas, pero que vale la pena leerlo, en especial aquellos que al igual que Halperín Donghi, ya se resignaron a la idea de que la Argentina es peronista. Luego está Golden Boys, una crónica sobre los argentinos que trabajan como traders en Wall Street. A partir de este libro, lo sigo a muerte a Hernán Iglesias Illa, si no me creen, lean el post anterior. Y bueno, qué puedo decir de Primo Levi…Pienso que cualquiera que quiera empezar a entender los horrores del siglo XX no puede (repito, no puede) dejar de leer Si esto es un hombre. Es un relato tremendo de un sobreviviente de Auschwitz, escrito a los pocos meses de haber sido liberado.
Y por último, Bolaño. Es verdad que el chileno se puso de moda luego de que se murió, es más, yo leí Los detectives…hace poco tiempo, quizá siguiendo la moda post-mortem. Pero la cuestión es que disfruté tanto de la lectura, que me quedé como desesperado por devorar otra de sus novelas. El problema es que en Santiago no se consigue nada de Bolaño. Y en Tucumán tampoco. Es como si hubiera tenido la mejor noche de sexo de mi vida y después de eso, nada, la mina se fue, no volvió y no me atendió más el cel. Por suerte en estos días estoy yendo a Buenos Aires, y más que entusiasmarme por ir a participar de un concurso que me podría-en el mejor de los casos- llevar a EEUU, estoy ansioso porque es probable que allá encuentre otra novela de Bolaño.

2 comentarios:

La Dueña dijo...

Yo un tiempo tuve la manía de querer leer clásico o por lo menos lo que el común de la gente dice: leiste a tal...

Bueno nunca leí a Borges, traté de leer Cortazar, pero leí a otros varios. Creo que toda lectura es buena y enriquecedora.

Cuando puedas, te recomiendo la saga de Liliana Bodoc (mendocina) genial.

Saludos

Tomatis dijo...

tendré en cuenta tu recomendación. A Bodoc la escuché alguna vez en una entrevista, pero nunca leí nada de ella. Saludos y pasaré por tu blog, estimada Dueña.