martes, 12 de agosto de 2008

"Si no tienes un rottweiler,no existes"-Tomatis


Los santiagueños somos propensos a adoptar cualquier moda que nos impongan de Buenos Aires. Ya creo que hablé lo suficiente de las modalidades del habla que se nos pegan de los porteños. Aunque debo confesar algo: hasta yo a me encuentro a veces escribiendo “fue” cuando debería poner “ha sido”, porque es así como hablamos nosotros.
Pero hoy quiero señalar otras modas, aún más detestables que el patético “todo bien” y sus derivados. Me refiero a los usos y costumbres tales como: construir fincas en el Zanjón, utilizar camionetas 4 x 4 y tener perros de determinadas razas.
Existen requisitos que son indispensables a la hora de aspirar a formar parte del exclusivo jet set santiagueño: como ya lo he dicho recién, es necesario poseer una finquita en el Zanjón o en algún lugar de las afueras de la ciudad. La finca, obviamente, debe tener una pileta. Puede no tener cocina ni baño pero la pileta es indispensable; de manera que el dueño de la propiedad presuma diciendo que todos los domingos toma sol en su reposera sin importarle los 40 grados de calor.
Segundo requisito imprescindible: poseer una camioneta 4 x 4 aunque el dueño del utilitario jamás vaya a circular por una calle con barro. Cualquiera sabe que esos vehículos han sido pensados por los sesudos fabricantes para que sus conductores hagan travesías por lugares de difícil circulación. Pero eso aquí en Santiago no les calienta. Los compradores de 4 x 4 no se interesan en absoluto por conocer los terrenos en los que podría circular su camioneta. ¡Ellos la quieren para dar vueltitas en la Plaza Libertad!
Y hay un tercer requisito que últimamente se ha vuelto una prueba de fuego antes de ingresar a la legión de la elite local: la posesión de un perro de raza. Ojo, las razas codiciadas van cambiando con el tiempo. No se si acuerdan que en un momento pasear por la calle con un perro Ovejero Alemán era símbolo de estatus. Luego se impusieron los siberianos. A los dueños no les calentaba que esos pobres animales de climas polares se estuvieran calcinando bajo el sol de Santiago. Imagínense, bichos que viven felices en las heladas del sur ¡los traían justamente a vivir aquí! Por suerte, la moda de los siberianos quedó en el pasado, aunque quedan ejemplares en algunas casas de familia, fruto del momento de auge.
Y bueno, ya sabrán qué perros se pusieron de honda en los dos últimos años: claro, los famosos Rottwelier (que encima no se cómo mierda se escribe): esos animales grandotes y cabezones que de sólo verlos impresionan. Los Rottwailers se cansaron de morder no solamente a sus dueños sino también a los hijos, nietos, sobrinos, amigos y vecinos del dueño. Pero eso no interesa: todo sea por cumplir los ineludibles requisitos de las altas clases. Un dicho reza: “si no tienes título, no existes”. Creo que habría que actualizar el refrán, porque debería decir: “si no tienes un rottweiler, no existes”
Entonces, ya uno no puede salir a caminar por el centro sin ver a un sinnúmero de pelotudos que correa en mano, sacan a pasear a su bicho negro. A cada rato me tengo que cruzar de lado para no pasar cerca de esos perros de mierda...
Hoy los acuso con toda mi alma a los santiagueños cholulos que alteran la vida cotidiana del resto sólo por estar a la moda de los tiempos. Hasta la próxima.

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