viernes, 3 de abril de 2009

Alfonsín y Caparrós- Esteban b.

Estaba incómodo. No me gustaba, me ponía nervioso la catarata de halagos al dr. Raúl Alfonísn. Alguien que no fuera argentino y no supiera nada de lo que pasó en su presidencia, habría pensado que su gestiíon estuvo signada por los grandes apoyos que le dieron todos los que hoy lo alaban. Pero nada fue así, si mal no recuerdo.
Lo más curioso es que nos quejamos de que nuestra historía está plagada de próceres inmaculados (San Martín y Belgrano por ejemplo), que los hacen inaccesibles, que los "deshumanizan", y resulta que con Alfonsín estamos haciendo exactamente lo mismo: estamos empezando la construcción de una nueva figura heroica a la cual venerar.
Además, lo confieso: no me gustan las adulaciones a los muertos. Mi alter ego, Tomatis, diría lo siguiente: "el día que me muera, por favor, pongan en mi tumba: aquí yace un hijo de puta".
Como me sentía muy incómodo con la sarta de elogios, me encantó la nota de Martín Caparros: Ser Alfonsín. Por favor léanla, no pases nunca más por este blog si no quieren, pero lean esta columna.

2 comentarios:

Monica Andrea Castronuovo dijo...

Martín Caparrós tiene razón, debe habersio duroser Alfonsín durnte estos 25 años en los que sus seudoproyectos pronto se fueron desvaneciendo, y a la vez debe haber sido duro ser el mismo caparrós que regresó despues del proceso pensando que se abría una nueva pagina en la vida democrática. NO tengo los elementos suficientes como para hacer una afirmación a favor o en contra acerca de raul, no obstante coincido en lai ntención absurda y hasta amarillista de venerr a alos muertos, que van a decir de musa azar cuando muera? ...el tipo era bueno... debe haber tenido problemas psicologícos, debe ser que su padre lo golpeo cuando fue niño... etc...los medios de comunicación llegan a ser la peor basofia cuando se proponen.
Tenemos el trabajo de Victor Caceres y una entrevista para el proximo 12 de mayo, gracias!
saludos.

Silvio dijo...

Es muy cierto lo que dice, amigo Tomatis. Leeré lo de Caparrós. De todas maneras, considero que Alfonsín fue de los mejores políticos que tuvimos de un tiempo a esta parte, al principio de su mandato, después, como muchos, terminó bajándose los pantalones.

¿Qué habrá generado tanto amor repentino en el pueblo argentino?

¿Quizás el hecho de no haberse enriquecido ilícitamente? ¿De haber traído democracía tras la dictadura? ¿De haber tenido que dejar el poder con antelación por al presión del pujante menemismo, la prensa y una CGT impiadosa? ¿o simplemente por el hecho de haberse muerto?

Da para pensar. No me imagino el funeral de Menem, pero en este país, no me sorprendería algo parecido.

Saludos.