miércoles, 17 de diciembre de 2008

Sylvester en Santiago-Esteban b.


Santiago Sylvester nació en Salta en 1942. Se recibió de abogado en Buenos Aires y allí ejerció su profesión. En 1977 –por cuestiones políticas- debió exiliarse en Madrid. Aunque la dictadura llegó a su fin en 1983, Sylvester prolongaría su estadía en España hasta 1995. Pero hasta aquí no se dijo cuál fue y cuál es la gran pasión de su vida, o por lo menos, una de sus grandes pasiones: la literatura, y en especial, la poesía.
Publicó más de una docena de libros y en 2003 –gracias a su profundo conocimiento de la literatura regional y al apoyo que recibió del Fondo Nacional de las Artes- realizó la primera antología de poetas del NOA. Y hace unos meses, publicó Poesía joven del Noroeste Argentino, volumen que incluye a autores nacidos entre 1967 y 1988, provenientes de cinco provincias (Catamarca, Jujuy, Salta, Tucumán y Santiago del Estero). Los santiagueños incluidos son Juan Leguizamón y Francisco Avendaño.
Le hice una nota a Sylvester cuando estuvo por aquí. Y le pregunté acerca de la complejidad de la poesía actual. Es que me pasa como lector, que ciertos autores se me hacen ilegibles. Me siento un boludo cuando me pasa, pero no, no soy boludo, sólo soy ignorante.

¿Se puede decir que hay mucha experimentación en la poesía contemporánea y que tiene tal grado de complejidad que dificulta la lectura?
Sylvester: Ése es el destino terrible de la poesía. La poesía, desde la Edad Media hasta el modernismo, se mantuvo más o menos con el mismo formato. A partir de ahí la cosa empieza a complicarse rápidamente. Primero, viene Rubén Darío, que estaba tan incómodo con la poesía formal, que utiliza treinta y pico de estrofas y más de sesenta tipos de verso. Y bueno, él prepara la llegada de lo que es la vanguardia. Y ya a partir de ahí, con el verso libre y la temática libre (porque también habían temas más o menos fijos) se complican las cosas. Por lo tanto, esa enorme libertad pide acompañamiento del lector. Pero este no es un problema sólo de la poesía: le pasa a la pintura y a la música. Claro, una persona que se acerque a la poesía desconociendo todo lo que ha pasado, se va a quedar fuera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No quiero ser agnostico, pero debo inferir que la prosa construye al sujeto y no a la inversa, de lo contrario estariamos cayendo en el facilismo metatarso que todo lo puede en nombre de recibir un aplauso. Yo me pregunto: ¿Sylvester...Stallone? no me contesten ahora. gracias. Ulises, El Aplaudidor.