jueves, 21 de mayo de 2009

El mejor y el peor de los tiempos-Esteban b.


"La irrupción de la world wide web en el antiguo imperio del periodismo ha provocado incertidumbre y confusión, sin que nadie tenga muy claro si la toma de esta Bastilla debe ser motivo de esperanza o de desesperación. El consenso sólo existe alrededor de una gran contradicción: que vivimos en el mejor de los tiempos para el periodismo y también en el peor".
Se han escrito infinidad de artículos referidos a las tranformaciones del periodismo en la era digital. Pero pocas veces he leído uno tan interesante como el de John Carlin en El País (un fragmento transcribo arriba),que La Nación reprodujo el domingo pasado en el suplemento Enfoques.

domingo, 17 de mayo de 2009

Preguntas imposibles- Esteban b.


El Liberal publicó hoy una extensa entrevista al Dr. Gerardo Zamora, gobernador de la provincia de Santiago del Estero. La entrevista está buenísima. Por momentos, se nota la incomodidad del Gobernador ante los dardos de los periodistas. Pero voy a dar mi modesta opinión: creo que faltaron algunas preguntas, sólo algunas. Son éstas:

1) ¿Por qué pusieron un censor en nuestro diario?
2) ¿Por qué borraron del mapa de los medios de comunicación al senador Emilio Rached, quien fue su vicegobernador en la gestión anterior?
3) ¿Nos podría detallar cuánto creció su patrimonio en estos años? ¿Cómo lo hizo? ¿Y el de sus funcionarios?
4) ¿Cómo maneja el Gobierno la publicidad oficial?
5) ¿Cómo evalúa la poca participación de la ciudadanía en la última elección, en la cual usted fue reelegido?
6) En Santiago circuló un rumor: que una plata que pertenecía a la provincia habría quedado atrapado en unos bancos de Estados Unidos. ¿Podría aclararnos si esta versión tiene algún sustento?
7) ¿Por qué prohíben que candidatos como José Luis Zavalía aparezcan en los medios de comunicación?
8) A un año de la muerte de Dominguez, el empleado de Rentas ¿tiene algo para decir con respecto al escaso avance que tiene este caso en la Justicia?
9) ¿No le parece vergonzosa la legislatura que tenemos, repleta de adulones e incapaces, de personas sin la menor trayectoria política?
10) Usted dice que “las instituciones tienen que estar por encima de los resultados electorales”. ¿Considera que la censura que existe en Santiago ayuda al buen funcionamiento de las instituciones?
11) ¿Qué relación tiene con el actual director de nuestro diario, el Lic. Gustavo Ick? ¿No debería existir una cierta distancia entre el poder político y el poder económico?

viernes, 15 de mayo de 2009

Salud! Hemos vuelto a la Edad Media-Tomatis


Me canso de escuchar a mis amigos que hablan de las bondades del pasado. Anhelan retroceder el tiempo y que las cosas vuelvan a “ser como antes”. En las mesas cercanas a la mía –hablo del bar- los tipos joden con que antes las mujeres eran más respetuosas. Yo les explico mil veces que si antes había menos mujeres que engañaban a sus maridos, no era porque no tuvieran ganas. Las razones eran otras: estaban reprimidas, entiéndalo.
Es raro que alguien de mi edad no sea nostalgioso y no añore su juventud. Lo cierto es que no sólo no añoro el pasado; tampoco tengo predilección por el presente y menos por el futuro. Ya el señor Discépolo escribió sobre este asunto hace mucho tiempo, así que para qué abundar.
Esto viene a cuento de algo. Es que de tanto desear el retroceso del tiempo, lo hemos logrado. ¿Querían volver atrás? Quédense tranquilos, estimados parroquianos, han cumplido su objetivo. No hagan más esfuerzos, prendan sus televisores y lean los diarios y verán que tengo razón
¿Se acuerdan cuando nuestros profesores de historia (por lo general viejas gordas y malas) nos enseñaban que en la Edad Media la peste negra había diezmado las ciudades, que los cuerpos se encontraban hediendo en las calles y que el miedo se apoderaba de todos? Bueno, no quiero ser aguafiestas, pero lamento informarles que no estamos lejos de experimentar en carne propia lo que leíamos en los libros.
Hasta hace poco nos hacíamos los vivos. Mirábamos en la televisión lo que pasaba en los países africanos y sentíamos lástima. Veíamos cómo en esos remotos lugares la gente moría de cualquier enfermedad para la que nosotros -eso creíamos- estábamos inmunizados. Oíamos hablar de influenza, dengue y malaria y nos sentíamos superiores por haber superado todas esas “pestes de antes”, que sólo seguían expandiéndose en países de mierda. Qué boludos, cómo nos equivocamos.
Presten atención las agrupaciones de izquierda lo que voy a decir: ya la lucha no deberá ser contra el poder económico concentrado, contra los organismos internacionales, ni contra el narcotráfico organizado. De vuelta, y como si la historia fuera una cargada, tenemos que luchar contra pestes y virus, que si bien les afecta más a las clases bajas, los privilegiados de las clases altas no están exentos. Digámoslo en pocas palabras: Si los muertos de la Edad Media se despertaran, sentirían que la historia es más o menos parecida.
Qué barbaro, pensábamos que habíamos dominado la naturaleza, que nos habíamos enseñoreado de ella, y resulta que hoy los mosquitos (el dengue) y los chanchos (fiebre porcina) nos ponen contra las cuerdas. Ninguna amenaza nuclear nos hace tener tanto miedo como estos insectos y animales insignificantes.
Mi amigo el turco me preguntaba, mientras tomábamos una cerveza: “Che, Tomatis, ¿volverá la peste negra o la peste bubónica?” Ya está entre nosotros, pelotudo, le respondí.
A los periodistas les digo: ¿querían muertos? ¿Querían sangre? La van a tener en abundancia. ¿Querían psicosis? No falta mucho.
En este momento, mientras escribo a esta columna, veo que sobrevuela en la pantalla de la computadora, un mosquito al que le tengo miedo. Tengo el espiral por ahí cerca así que ni bien ponga punto final a esta columna, lo voy a prender. Pero ya tenemos que ir preparándonos para comprar barbijos. Por eso y por todo lo que les dije antes, estamos en el horno.
Hasta la próxima.

jueves, 7 de mayo de 2009

La historia no se repite- Esteban b.


Nuestro historiador estrella, Felipe Pigna, ha instalado una idea: que la historia, por lo menos en la Argentina, se repite hace cientos de años. Sostiene que el primer desaparecido fue Mariano Moreno, que siempre fuimos corruptos, que la clase dirigente siempre robó. La idea que más se le critica a Pigna, con justa razón, es la permanente vinculación pasado-presente que ensaya en sus libros e intervenciones públicas. Esta recurrente vinculación, por más que sea un interesante gancho para atrapar lectores o televidentes, va en contra de que se llama “pensar históricamente”.
Sobre esto escribe Martín Caparrós en la revista El Malpensante. Ahí va un fragmento:
Es curioso, hacía mucho que no se hablaba tanto de historia en la Argentina, pero esas referencias sirvieron, en general, para lo contrario: para mostrar que, supuestamente, siempre fuimos como somos, que ya éramos corruptos en el siglo XVII, que ya éramos mentirosos en el XIX, que –según sintetizó nuestro filósofo mayor– estamos como estamos porque somos como somos. La historia, la disciplina que muestra que nada es permanente, se transformó en un medio para sostener lo contrario.
“Que es perfectamente insostenible. Una cosa es que no sepamos imaginar los cambios: es cierto que es difícil, que los grandes cambios sociales se producen cada tanto, que son procesos largos, inesperados, generalmente dolorosos –pero siempre suceden–. A menos que se produzca el mayor cambio posible, lo que nunca en la historia del hombre: que todo siga igual. Es muy improbable. Los atenienses de Pericles, tan ilustrados, se habrían reído si alguien les hubiera dicho que el mundo podía funcionar sin esclavos; los franceses de Luis XIV, tan elegantes, no habrían creído que pudiera existir un país sin un rey; los argentinos de Yrigoyen, tan orgullosos, habrían escupido si alguien les hubiera dicho que algún día iríamos a la rastra de Brasil.