viernes, 23 de octubre de 2009

Chicas y perros-Tomatis


“Tomatis ha muerto”, me dicen que es el comentario de la gente en la calle. “Sí, seguro que le habrá dado un paro cardíaco, de tanto renegar”, dicen los lectores. “Bien hecho por hijo de puta”, agrega algún resentido por ahí. “Era un viejo boludo, ni la hija lo va a extrañar” repiten los giles. Nada que ver. Todavía no les voy a dar con el gusto. Hay Tomatis para rato.
Yo les voy a explicar cómo son las cosas. Cuando uno llega a determinada edad, se coloca más allá del bien y del mal. Quiere vivir tranquilo, fumando un cigarro, estirando las patas, tomándose un buen tiempo para entrar al baño, quedándose en la cama después de despertarse. Esas cosas quiero yo. No quiero que me estén apurando con los horarios de cierre de la revista. El llamado del jefe de redacción diciéndome “dale Tomatis, no seas irresponsable, pasame la nota que ya es hora de mandar a la imprenta”, me tenía podrido. Por eso vuelvo cuando es necesario. Hoy por ejemplo.
Las grandes reflexiones se me vienen a la cabeza por la mañana, cuando estoy sentado en el bar, al lado del ventanal, con aliento de recién levantado y tomando un café cargado. Ahí miro la gente que pasa. Y empecé a ver una imagen repetida: minas lindas que llevan perros chiquitos en sus brazos. Son esos perritos horribles, parecidos al de la Susana Gimenez. Pero algunos son más chiquitos todavía, parecen ratas de laboratorio. Encima son malos, odiosos, mal criados.
Ellas no sólo tienen que invertir fangotes de guita en ponerse tetas y culos de plástico (para no hablar de la cirugía de nariz y las extensiones) sino que ahora se suma el importe de esos bichos feos. Y después que los compran, los gastos siguen: les dan el mejor alimento, los llevan al psicólogo y hasta vi la otra vez que se abrió un ¡centro de estética para canes! No les miento. Yo no podía creer.
Los felicito a los que abrieron ese negocio. Se van a hacer millonarios. Las chicas se van a morir por ir para ahí a ver cuán hermosa la dejan a su mascota. El precio del tratamiento no importa, total, el novio-amante- marido garpa. (Ya sé que me van a acusar de machista, diciéndome “nosotras nos pagamos solitas nuestros caprichos”. Mienten. Son feministas cuando les conviene)
No sé si se habrán dado cuenta, pero los maridos de mujeres conchetas que no trabajan cada vez tienen más exigencias. Antes les daban a sus esposas extensiones de las tarjetas de crédito y con eso solucionaban el problema. Pero los perros no se pueden comprar con tarjeta, se los compra de contado. Y para las cirugías hace falta una muy buena obra social que cubra todas las operaciones. Hoy las mujeres les dan valor a sus respectivas obras sociales de acuerdo a la cobertura de cirugías estéticas que tengan. “Mi obra social me cubre todas las operaciones que quiera hacerme”, escucho que dice una mujer, de esas que se sientan en la mesa de los bares los sábados cerca del mediodía. Ojo, no están hablando de operaciones de vesícula o de apéndice. Eso ni les calienta.
Pero volviendo al tema principal, hay una mina que pasa todos los días por mi casa con su perrito en la mano. Es flaca, alta, esbelta, tiene pelo lacio y se pone pantalones ajustados (pero es tan flaca que le bailan los pantalones); va siempre caminando con el mentón bien arriba, lleva lentes oscuros y una actitud de sobradora. Avanza como diciendo: “miren mi perro, estúpidos”. Lo lleva como un trofeo, presume con su animal. Ella cree que todos le envidian. Cuando pasa al lado mío, el perrito me ladra, y su dueña le dice “callate Matías, ya estamos por llegar a casa”. Boluda total.
Hasta la próxima.

2 comentarios:

La Dueña dijo...

Evidentemente no entro en esas características de mujer. Tengo perro, pero ni por puta lo alzo. Una porque se enoja y otra porque me voy ha herniar, pesa como 20 kg.el Rocco. Menos mal que es un cocker, mirá si fuese un gran danés.

Que manía que tenemos los santaigueños de importar todas estas pelotudeces de la capi. A mi esos perros chiquitos me dan ganas de meterle un patada, con dueña/o y todo.

Saludos!!!

guill dijo...

hey no ha vuelto a escribir, solo encuentro este de los perros y el otro de los escritores y la verdad son muy buenos me he reído mucho con tanto sarcasmo bien logrado de su parte. si escribe en otro lado infórmeme me encantaria seguir leyendo. es duro pero real y entre tanto pop en la calle bueno es sentir un poquito de ácido. gracias